¿Qué vas a encontrar aquí?
Seguir un plan de entrenamiento requiere de un alto grado de disciplina para poder obtener los resultados que deseamos. A veces, una reunión inesperada, un atasco volviendo del trabajo, viajes, compromisos laborales/familiares o la pura pereza pueden hacer que no cumplas con el entrenamiento del día. ¿Y qué haces?
La segunda norma más importante:
En este caso, lo ideal es seguir el criterio de tu entrenador, el mismo que te ha diseñado el plan sabrá cómo adaptarlo a tus necesidades. Pero pongamos que por la circunstancia que sea no se da esta situación ideal. La solución no siempre es fácil, pero sí hay una norma sencilla: SENTIDO COMÚN.
Normalmente, en cada microciclo (habitualmente una semana) habrá uno, dos o, quizá, tres entrenamientos “clave”. Esos entrenamientos son clave porque son aquellos que cumplmen con los objetivos principales de ese microciclo o periodo de la temporada en el que estamos. Esas sesiones “clave” suelen ser las de mayor carga, las que más fatiga provocan. Por este motivo, y por el principio de alternancia, entre estas sesiones se realizan otras sesiones menos duras, que no dejan de tener su importancia pero que cumplen con objetivos complementarios o secundarios.
Ejemplos para seguir la norma
De esta manera, podemos encontrarnos con varios casos:
- Que nos veamos obligados a saltarnos un entrenamiento clave
- Que nos veamos obligados a saltarnos un entrenamiento complementario
En el primer caso, si no podemos realizar un entrenamiento clave tenemos varias opciones:
- Recuperarlo al día siguiente, eliminando el entrenamiento complementario que corresponda a ese día siempre y cuando haya suficiente recuperación entre un entrenamiento clave y otro.
- Dar el entrenamiento por perdido y no “romper” la estructura del microciclo para poder realizar el resto de entrenamientos clave con normalidad.
En el segundo caso, si nos hemos perdido un entrenamiento complementario, lo más sencillo es dejarlo pasar y continuar el plan de entrenamiento tal y como está.
Para ilustrarlo de manera gráfica vamos a poner varios ejemplos. Este sería una semana típica de un plan de entrenamiento:
LUNES | MARTES | MIÉRCOLES | JUEVES | VIERNES | SÁBADO | DOMINGO |
DESCANSO | COMPLEMENTARIO | CLAVE | COMPLEMENTARIO | DESCANSO | CLAVE | COMPLEMENTARIO |
- Si fallamos el martes, lo lógico es perder el entrenamiento y seguir el plan pautado
- Si fallamos el miércoles, podríamos recuperarlo el jueves y desplazar el resto de entrenamientos un día (suponiendo que la semana siguiente tiene la misma estructura).
- Si fallamos el jueves podríamos recuperarlo el viernes siempre y cuando esto no afecte a la “frescura” para el entrenamiento del sábado.
- Si fallamos el sábado se podría recuperar el domingo.
- Si fallamos el domingo, lo dejamos pasar o se recupera el lunes.
Otro caso donde tenemos otra semana típica con un poco más de densidad:
LUNES | MARTES | MIÉRCOLES | JUEVES | VIERNES | SÁBADO | DOMINGO |
DESCANSO | CLAVE | COMPLEMENTARIO | CLAVE | COMPLEMENTARIO | CLAVE | COMPLEMENTARIO |
- Si fallamos el martes, jueves o sábado (entrenamiento clave), podemos recuperarlo al día siguiente y desplazar todos los entrenamientos un día. El complementario de domingo se eliminaría al ser el lunes día de descanso. Si no tenemos flexibilidad para mover los días, lo damos por perdido.
- Si fallamos miércoles, viernes o domingo (entrenamientos complementarios), damos el entrenamiento por perdido.
La primera norma más importante
Si la cosa se complica y no tienes claro cómo adaptar tu entrenamiento, sigue la norma más importante:
“En caso de duda, dar el entrenamiento por perdido y a seguir el plan tal y como está.”
De esta manera, lo peor que puede pasar es que nos quedemos igual que estamos, e incluso es muy probable que ese día de descanso extra juegue a tu favor, porque lo más habitual es que peques de falta de descanso.