¿Qué vas a encontrar aquí?
- 1 «Como deportista de resistencia, para conseguir cualquier objetivo es imprescindible poner en marcha todo un proceso que implica siempre dos recursos básicos: tiempo y esfuerzo -> sacrificio.»
- 2 «No te fíes de los (tele)predicadores y super gurús del pensamiento positivo que te dicen que todo lo que sueñes lo puedes conseguir y demás eslóganes similares. Lo cierto es que hay cosas que podemos controlar y otras que no.»
- 3 «Para combatir la desmotivación y el pensamiento negativo debemos centrarnos, sobre todo, en el proceso.»
- 4 «Una aplicación práctica de este razonamiento es plantearse objetivos o metas múltiples durante la propia semana: pensar en cada entrenamiento (especialmente los más duros o exigentes) como pequeños retos a superar semanalmente.»
Como ya debes saber muy bien como deportista de resistencia, para conseguir cualquier objetivo, llamémoslo de cierta entidad o medianamente ambicioso, es indispensable mantener una constancia en el entrenamiento y para ello es imprescindible poner en marcha todo un proceso que implica siempre dos recursos básicos: tiempo y esfuerzo.
«Como deportista de resistencia, para conseguir cualquier objetivo es imprescindible poner en marcha todo un proceso que implica siempre dos recursos básicos: tiempo y esfuerzo -> sacrificio.»
Este último componente -el esfuerzo- es un término amplio que incluye desde el «esfuerzo físico» que conlleva la realización del propio plan de entrenamiento pero también las renuncias o privaciones que puede implicar. Nos referimos, por ejemplo, a llevar un plan nutricional estricto, salir menos con los amigos o disponer de menos horas de ocio con la pareja o la familia. Expresándolo en una sola palabra que todos los que nos dedicamos a esto conocemos muy bien (tiempo + esfuerzo) -> sacrificio.
Como es lógico, la cantidad de esos recursos dedicados a conseguir esa meta dependerá de nuestra propia ambición, de nuestra forma de entender el deporte que practicamos o de nuestra propia situación vital. Así, el sacrificio puede ser mayor o menor y las horas y esfuerzo dedicadas a conseguir el objetivo difieren en unos casos y en otros. Sea como fuere tanto en unos casos o en otros, la práctica de deporte de resistencia siempre viene acompañado de cierto grado de sacrificio focalizado en la obtención de un resultado.
Todos tenemos muy claro que sin ese sacrificio, sin esa dedicación, jamás llegará el progreso ni, por tanto, la consecución del objetivo. Pero también es cierto que, y esto se dice mucho menos, esa inversión de tiempo y esfuerzo no nos asegura que se obtenga el resultado deseado.
«No te fíes de los (tele)predicadores y super gurús del pensamiento positivo que te dicen que todo lo que sueñes lo puedes conseguir y demás eslóganes similares. Lo cierto es que hay cosas que podemos controlar y otras que no.»
Por favor, no te fíes de los (tele)predicadores y super gurús del pensamiento positivo que te dicen que todo lo que sueñes lo puedes conseguir y demás eslóganes similares. Lo cierto es que hay cosas que podemos controlar y otras que no, y las que podemos controlar no siempre son fáciles de manejar.
Como bien dice aquí el profesor Carlos Hernández Fernández: «El pensamiento positivo es útil, siempre y cuando esté comprometido con la acción, el trabajo y una actitud responsable ante la vida, aceptando lo que nos suceda y trabajando siempre por lograr lo mejor, incluso aunque esto no llegue. La vida a veces es muy jodida por mucho que soñemos en que no lo sea«.
Así, por ejemplo, pueden surgir mil imprevistos que nos rompan los esquemas. ¿Cuántas veces has sucumbido al pensamiento negativo y la desmotivación, abandonando, sintiéndote desbordado por las rutinas diarias de entrenamientos, por el estrés de la vida laboral y la conciliación de la vida familiar? Todo esto acaba por hacerte sentir culpable y pensar en que no tienes voluntad o que eres incapaz de conseguir tus pretensiones.
La primera idea fuerza que queremos transmitir con este texto es, precisamente, que hay cosas que podemos controlar y otras que no. Ser conscientes de que no podemos controlar todo a nuestro alrededor nos ayuda a manejar mejor todos esos sentimientos negativos. En Psicología, el concepto de resiliencia nos enseña, entre otras cosas, que todo lo que no podemos controlar no debe formar parte de nuestra valoración y nos anima a poner el foco de atención en lo que sabemos hacer bien.
«Para combatir la desmotivación y el pensamiento negativo debemos centrarnos, sobre todo, en el proceso.»
La segunda idea fuerza (y la principal de este artículo) que planteamos para combatir la desmotivación y el pensamiento negativo es centrarnos, sobre todo, en el proceso. Con esto queremos decir que es preferible que la fuerza para seguir en el camino se encuentre en el día a día: encontrar los refuerzos que necesitamos por medio de los procesos que realizamos en pro de nuestro objetivo principal.
Y es que como bien manifiesta el entrenador de Dephion Performance Vicente Úbeda: «dejar nuestra satisfacción únicamente en manos de los resultados y del cumplimiento de las expectativas de rendimiento es un arma de doble filo: sólo funciona cuando las cosas salen bien. Y como eso no sucede siempre, resulta que en ocasiones nos vemos inmersos en estados de frustración, desánimo, culpabilidad, depresión, enfado…«.
En nuestra opinión, para mantener la concentración y permanecer motivado, el deportista debe centrarse más bien en la planificación y en cómo la ejecuta, en la tarea asociada al objetivo, consiguiendo finalmente un equilibrio entre los pasos que se dan a diario y las metas, entre objetivos de resultado, rendimiento y proceso. Es lo que se conoce como una estrategia de objetivos múltiples, que resulta mucho más efectiva para el deportista en términos de desarrollo psicológico y mejora de rendimiento.
«Una aplicación práctica de este razonamiento es plantearse objetivos o metas múltiples durante la propia semana: pensar en cada entrenamiento (especialmente los más duros o exigentes) como pequeños retos a superar semanalmente.»
Una aplicación práctica de este razonamiento es plantearse objetivos o metas múltiples durante la propia semana: pensar en cada entrenamiento (especialmente los más duros o exigentes) como pequeños retos a superar semanalmente. En definitiva, trasladar a diario la satisfacción personal al proceso seguido, saber recompensar el esfuerzo realizado a corto plazo, premiar una actitud positiva ante el entrenamiento diario y las circunstancias diversas que se no plantean el día a día.
De este modo los estímulos serán variados y múltiples, consiguiendo que el esfuerzo se mantenga en el tiempo y siendo conscientes de que superando satisfactoriamente esas pequeñas «metas volantes» estaremos en las mejores condiciones para afrontar la meta final – que generalmente se manifiesta en la forma de una «competición» objetivo con unas exigencias concretas: conseguir un determinado puesto, bajar una determinada marca etc.
Lo resume muy bien Vicente Úbeda en esta frase: «Lo que sí que está en tus manos es lo que haces cada minuto de tu vida, cómo lo haces, las decisiones que tomas, los riesgos que asumes y quién te rodea en el proceso. Y cuando eres dueño de esas decisiones, cuando eliges hacer y no hablar, cuando eliges trabajar y no culpabilizar, cuando eliges saborear y no lamentar, da igual cuánto merezcas porque habrás conseguido el único objetivo posible: sacar lo mejor de ti mismo.»
Y tú, ¿qué opinas? ¿Te has visto reflejado en el texto? ¿Te has sentido desmotivado alguna vez? ¿Crees que centrarte en el proceso y establecer metas volantes puede ayudarte? ¡Cuéntanos y comparte si te ha gustado el artículo! 😉
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